domingo, 1 de agosto de 2010

En estado de pausa


Somos los dos lados de un triángulo de equilatera locura, y la suma de nuestra exponencial histeria resulta en el cuadrado de la hipotenusa de un amor nunca concretado.




El escondió todos sus temores, junto con su mirada, debajo del ala de su sombrero azul. No pudo devolverle la mirada.
No fue la primera vez que se quedó anonadado al verla. En más de una oportunidad sintió que podría haberle dicho mil cosas, pero las palabras siempre se quedaban ahogadas.

Una vez, tuvieron el coraje de desenmascararse uno al otro. No ocultaron nada entonces y aún asi no eran capaces de llevarlo a cabo. Seguían siendo culpables del delito de evitarse.



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